miércoles, 31 de julio de 2013

Tres Cuestiones profundamente diferentes: Gatos, Raza y Expos (I)

Gatos, Raza y Exposiciones.

Desde mi punto de vista, se trata de tres cuestiones profundamente diferentes entre sí.

1º.- Primero están los 'gatos'.

Dice Rosa de perrygatos:

"Lo confieso, tengo debilidad por los gatos. Hay gente que los tacha, injustamente, de traicioneros pero, cuando has convivido con un buen gato, correctamente socializado y cariñoso, te olvidas de todas las tonterías y ves lo que realmente hay delante. Un ser extremadamente limpio y elegante que no deja de sorprenderte día a día.''

Personalmente, yo sabía de mi debilidad por los gatos aún antes de convivir con uno de ellos, Tedi, ¡vaya representante fantástico de toda una especie!.

Y sabía de mi debilidad por los gatos entre otras muchas cosas, por pura comparativa con mi hermano: Él adora a los perros y los perros le adoran a él. Nunca, y fuimos compañeros inseparables toda nuestra niñez, recuerdo que tuviera problemas por acercarse a cuanto peludo nos cruzábamos. ¡Y no hacía falta que se acercara. Los perros venían a él!.

Hoy es el orgulloso propietario de uno de los perros de sus sueños, Odín, un dogo argentino, que no puede ser más cariñoso con su familia.


Odín, me la acaba de enviar mi sobri con el móvil

Pero que Odín sea un cacho de pan no impide que yo le tenga miedo. Miedo.

Ni aunque de niña tuviera la suerte y el privilegio de compartir vida y juegos con Txuri, Jacky y Nuca, los perritos de mis primos. Ni que con la excusa de que era mi regalo, mi padre se comprara un setter inglés, Elsa (que no llegué a saber si era perra pero así la bauticé). Tenía miedo entonces y sigo. No sé si porque la pobre Txuri, una tarde, hasta las narices de todos los niños que le dábamos la lata, me echó el diente. No sé.

Tengo miedo a los perros. Miedo, irracional como buena emoción.

Y es por ese miedo que me dan los perros por lo que sé, por ejemplo, que Lucca es mi perro. Porque no lo sentí cuando vi sus fotos o cuando por fin pude ir a buscarle. Y ya era un galgo afgano adulto. Y sí me han dado ese miedo otros afganos, y sobre todo afganas, en casa de Rafa, por ejemplo.

Y no tengo ese 'miedo' a priori, con cualquier gato. Antes bien, tras la sorpresa que suele ser descubrirlos, sigue la admiración que en general me despiertan. Y ojo, que he visto gatos enfadados y bufando y entonces sí, las bolas de uñas y dientes dan miedo, mucho miedo.


Teniendo claro entonces que nos gustan los gatos, llegamos a la raza.

TO BE CONTINUED (I HOPE SO)...


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