jueves, 30 de mayo de 2013

De como llegó Mina a nuestra vida y más

Eran aquellos días de enfado e impotencia, tras haber desaparecido Admiral. Pero no sé si esa mañana de viernes, me puse una prenda del revés o me vestí del revés entera.

Iba a llevar a Samuel al cole. Compramos el pan porque nos sobraban cinco minutos y cuando salimos de la panadería ya marchábamos con el tiempo justo.

Pero nos adoptaron. Así que aún tuvimos que demorarnos más.

Desde el otro lado de la carretera, escudada por el contenedor de basura orgánica, una preciosidad atrigrada en naranja nos eligió. Otro cachorrito un poco mayor, por eso supongo que era su hermano, con la carita arlequinada en blanco nos observaba desde debajo, uniéndose a los coros pero con el miedo bloqueándole.

- Samu, vamos a ver.

Y nos acercamos.

Nos pintó con su rabito, comieron miguitas de pan, se dejaron acariciar, su hermano se dejó levantar y mimar en el aire.

- Mamá, que llegamos tarde, tenemos que irnos.
- Sí, Samu.


Nos fuimos, sin dejar de mirar atrás, viendo como volvían bajo el contenedor. ¡Katxis!

Era uno de esos días en los que tenía que tratar algún asunto en secretaría. Principio de curso, siempre tantas cuestiones por dirimir. Yo y varias otras personas. Quiero decir, tardé.

Al salir del cole, ví a una gatita adulta. Sobre su sexo, las hechuras no dejan lugar a dudas. Por su color, manchas atigradas naranjas sobre capa blanca, pensé que era la mami de los peques. Luego, un segundo, me pareció atisbar a la peque. Y ya, entre el revuelo de las personas que salíamos y las que aún entraban, la perdí de vista, y las muchas tareas pendientes me llevaron a otros pensamientos.

Volví a casa por un recorrido distinto. Para ello, crucé varias carreteras aunque el tráfico en ellas no es especialmente intenso. Al doblar la última esquina para entrar en la calleja que da a mi casa, me llamó. Había mucho ruido porque para llegar hasta aquí, la carretera, ésta sí, es la arteria principal del pueblo, con continuo paso de vehículos en ambos sentidos, pero supo hacerse oír. ¡Qué sorpresa y qué valiente!.

- Pero, peque, ¿qué haces aquí? ¿Cómo me has seguido?... -. Esos ojazos tan grandes en un cuerpín tan pequeño fueron la respuesta. No había nada más que pensar. -Hala, vamos.-

Y sin más, llegamos a casa.

Busqué el comedero que habíamos comprado para Admiral, la latita para gatos, agua... La colmé de caricias y de besos. Y cuando dejó de lado la comida llegó el momento de bajarla al veterinario.

- Unos cuatro meses. -me dijo. Por tamaño, yo no le ponía más de dos, pero la dentadura decía otra cosa. Vacuna, desparasitación interna y externa y mi gran problema. -Es una gatita.-

- Uf. Entonces, tengo que encontrarle una familia,porque Admiral va a aparecer.

Y vuelta a casa. Al ordenador, a hablar con Rosa y las otras asociaciones para ver si le buscábamos hogar. Y a los pocos minutos sonó el teléfono:

- ¿Eres una chica que ha perdido su azul ruso en Logroño?...


Otras apariciones de Mina en este blog:

http://tedikatuarentxokoa.blogspot.com.es/2012/05/mina.html

http://tedikatuarentxokoa.blogspot.com.es/2012/05/katiuakes.html

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